Descubriendo el Palacio de Cibeles, Madrid

¡Hola!

Justo acabo de volver de darme un pequeño capricho turístico por mi ciudad, descubriendo algo que tenía muchas ganas de visitar, el Palacio de Cibeles. Reconozco que mi única intención de ir a este lugar era para subir al mirador y ver las vistas de Madrid, aunque reconozco que me ha sorprendido bastante.

No solo he disfrutado de las vistas desde el mirador, el que por cierto es precioso y merece la pena ir, sino que además he visto las colecciones permanentes que entre otras cosas te cuentan la historia de cómo fue construido este palacio.

Lo primero que me sorprendió a la entrada fue una extraña escultura con cuerdas y camisetas que adornaba el hall, permitidme que me disculpe por no tener ni idea de a qué se debía esta cosa tan horrorosa, aunque supongo que era por la reciente feria ARCO que acaba de ser la semana pasada… O quizás es permanente… No tengo ni idea, tampoco me paré a descubrirlo porque me pareció tan feo que no merecía la pena. Eso sí, curioso mucho, pero realmente parecía que desentonaba en ese hermoso palacio de suelos de mármol blanco y cúpulas de cristal. Os dejo una foto para que opinéis vosotros a ver si os parece igual de feo que a mí o sin embargo os gusta.


Bueno, después de esta sorpresa nada más entrar, ya sí que descubrí otras más gratas, como una exposición en la planta baja con fotografías sobre la construcción del Palacio y cómo era este hace unos años, cuando todavía era la sede de correos y estaba lleno de trabajadores, entre ellos mi padre, que de jovencísimo trabajaba durante las Navidades allí, como «turronero» o lo que es lo mismo, los pobres explotados que ayudaban con la campaña de Navidad… Según me contaba era costumbre cuando se clasificaban los paquetes, muchas veces llevarse el contenido a casa ¡Hay que ver! Para que luego digan que antiguamente eran legales… ¡Él se llevó varias agendas de regalo y más de un aguinaldo extra! Lo dicho, debía ser un auténtico caos.

Lo que si puedo afirmar es que me reí mucho mientras me contaba esas anécdotas, según paseábamos por la planta baja y veíamos las fotos en blanco y negro, como la que os dejo a continuación.


Antes de subir al mirador, mientras hacíamos tiempo pues dan un pase cada media hora. Aprovechamos para ver un poco las exposiciones que hay gratuitas y recorrer los pasillos, escaleras y diversas plantas del palacio. Merece la pena destacar los hermosos techos acristalados, las escaleras forradas con azulejos rodeando a los antiguos ascensores, y también las pasarelas de los pisos superiores que ofrecen unas vistas que quitan el aliente tanto del suelo como de los techo. Estas son impresionantes pasarelas de cristales semi-opacos que unes las salas del palacio donde están las exposiciones. Merece la pena dedicar unos minutos a recorrerlas y a disfrutar de las vistas.

Ahora mismo hay varias exposiciones abiertas:

Yo no pasé a ver ninguna, pues mi meta de hoy era verla puesta de sol en el mirador y poco más, pero reconozco que me quedé con ganas de ver la Colección Masaveu, así que quizás me anime a ir a verla cuando pueda.

Al final, entre tanto recorrer pasillos, casi se nos pasa la entrada y tuvimos que subir corriendo hacia el mirador, aunque una vez en este ya te puedes relajar puesto que puedes quedarte todo el tiempo que desees. Esto supongo que es porque hoy no había demasiada gente y te permitían esta pequeña licencia. Mis padres y yo nos tomamos nuestro tiempo en recorrer el pequeño mirador circular y observamos desde cada cartel todos los edificios señalados y también otros tantos que no salían y que conocían por haber trabajado en ellos. La verdad es que por los 2€ que vale la entrada merece la pena subir y darse el gustazo de ver Madrid desde las alturas. Además, puedes tomar algo en su cafetería o cenar allí si se desea.







Es un bonito lugar para pasar la tarde y además tiene también una pequeña tienda de souvenirs, aunque reconozco que no había nada interesante para los madrileños, pues todo lo que ofrecían lo podías conseguir más barato fuera o simplemente no tenía utilidad alguna. De todas formas es una visita recomendable y gratuita si no se desea subir al mirador, así que ¿Porqué no pasarse por el que es ahora nuestro ayuntamiento y disfrutar de él? Creo que con todo el dinero que han empleado en él nos lo merecemos todos los madrileños.

Un saludo!

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